martes, 10 de junio de 2008

Mejor tarde que nunca...


Por más que la serie ya haya terminado, nunca es tarde para hacer un pequeño comentario de esta hermosa serie que se volvió una inevitable cita en mi rutina diaria.

Todo ocurre en el pueblito de Stars Hollow, donde viven Lorelai Gilmore y su hija adolescente Rori: se trata de una comunidad llena de personajes que van desde lo simpático (la cocinera Sookie, la baterista Lane), pasando por lo excéntrico (el flaco Kirk, que no hay duda de que parece sacado de un dibujo animado), hasta llegar a lo casi insoportable (el conserje Michel, Paris la amiga de Rory, la mismísima madre de Lorelai, Emily Gilmore), pero que se traduce en un conjunto querible, una comunidad de esas en las que uno soñaría vivir. Creo que lo que más llama mi atención es la forma en que los personajes de la serie se expresan, en especial los protagonistas, esa forma de hablar, a toda velocidad y de cualquier tema, ya sea cultura general, cine, rock, etc. Mérito indiscutido de la creadora del show, Amy Sherman-Palladino. Nadie habla así en la vida real. Otro detalle que me fascina de esta serie es la relación entre Lorelai y Rory, recordando que Lorelai tuvo a Rory a los 16 años, lo cual las aproxima en edad y esto hace que parezcan compañeras de cuarto antes que madre e hija. Por lo demás, la difícil relación que Lorelai tiene con su propia progenitora, la rígida y pretenciosa Emily, torna comprensible que haya querido hacer de su lazo con Rory el perfecto opuesto de aquel que padeció toda su vida.

Debo reconocer, que lo que más me cautivó de Gilmore Girls era su versión de la vida no como es, sino como podría ser. Un ideal de mi relación con mi futura hija o hijo, un ideal del pueblo donde me encantaría vivir, un ideal para mi propia forma de ser, con buen humor y cariño.

Pero por problemas de contrato, Sherman-Palladino dejó la serie tras la sexta temporada junto con su marido, el productor Daniel Palladino. Y eso se notó en el nivel de la séptima temporada: Los diálogos eran más breves y menos ingeniosos y las historias menos interesantes, lo que tuvo como consecuencia un descenso en la cantidad de espectadores, y su posterior final. Pero para los actores no fue un final triste, ya que según los medios los protagonistas estaban cansados, y ya estaban ansiosos de empezar nuevos proyectos.

Sólo para nosotros, los espectadores fue un final triste, pero no tanto, porque gracias a la Warner channel, todavía podemos ver a estos simpáticos personajes en sus vidas cotidianas en un pueblo de ensueño llamado "Stars Hollow".

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