Mi talento es que puedo agarrar todo el drama de mi vida y transformarlo en comedia.
Sólo que tengo un pequeño problemilla... No es cierto, ojalá lo fuera... Tengo si todo el drama pero todavía no pude transformarlo en comedia, ni un poquito, ni cerquita.
Me encantaría hacerlo alguna vez, poder reírme un poco de mi vida, de mis experiencias malas y poder contarlas de una manera anecdótica.
Conozco unas cuantas personas que son así por naturaleza. Agarran un recuerdo feo de la niñez y lo transforman en un gran chiste del que te terminas riendo por horas. Me encantaría poder ser así... Creo que hasta podría decir que es mi sueño.
Me acuerdo de las veces que quise contar una mala experiencia... Nunca me salió como una cómica anécdota, sino todo lo contrario. No sé si soy yo o son mis vivencias, pero la cosa es que siempre me sale como una película dramática de esas que cada vez que te acordás llorás y que la única sensación que te deja es la tristeza que lamentablemente se queda por varios días...
Basta con que transcurran sólo unos minutos de mi narración para escuchar el inevitable "¡Pobrecita!"... Cómo lo detesto... Pero más detesto el hecho de que en esos momentos yo misma me doy lástima. Siempre termino preguntándome ¿Para qué lo conté? ¿Acaso necesitaba alguna mirada aprobatoria que me diga "Si, tenés todo el derecho de ponerte triste"? Y si... Siempre concluyo de que si, es así... Necesito que me digan que si, que puedo llorar tranquila, que si, que mi vida es bastante complicada, que mi familia es bastante disfuncional, que mi relación amorosa es hermosa pero extremadamente difícil, que mis amigos son muy buenos pero muy pocos, y que si, que nadie dijo que la vida sería fácil y que más que vivirla hay que sobrevivirla...
Si, necesito que de vez en cuando alguien me diga todo eso.
¿Para qué? No tengo ni la más pálida idea, lo único que sé es que de vez en cuando el alma nos pide un poco de mimos y autocompasión, y no creo que sea mala idea concederle el deseo.
Pero más que nada necesitaría, por una vez en algún momento del día, tener la capacidad de reírme de mi misma, tener un poquito de ese humor negro del que todos hablan y tomarme menos en serio las cosas...
No sé, al menos creo que serviría para relajarme un poco ¿No?
Sólo que tengo un pequeño problemilla... No es cierto, ojalá lo fuera... Tengo si todo el drama pero todavía no pude transformarlo en comedia, ni un poquito, ni cerquita.
Me encantaría hacerlo alguna vez, poder reírme un poco de mi vida, de mis experiencias malas y poder contarlas de una manera anecdótica.
Conozco unas cuantas personas que son así por naturaleza. Agarran un recuerdo feo de la niñez y lo transforman en un gran chiste del que te terminas riendo por horas. Me encantaría poder ser así... Creo que hasta podría decir que es mi sueño.
Me acuerdo de las veces que quise contar una mala experiencia... Nunca me salió como una cómica anécdota, sino todo lo contrario. No sé si soy yo o son mis vivencias, pero la cosa es que siempre me sale como una película dramática de esas que cada vez que te acordás llorás y que la única sensación que te deja es la tristeza que lamentablemente se queda por varios días...
Basta con que transcurran sólo unos minutos de mi narración para escuchar el inevitable "¡Pobrecita!"... Cómo lo detesto... Pero más detesto el hecho de que en esos momentos yo misma me doy lástima. Siempre termino preguntándome ¿Para qué lo conté? ¿Acaso necesitaba alguna mirada aprobatoria que me diga "Si, tenés todo el derecho de ponerte triste"? Y si... Siempre concluyo de que si, es así... Necesito que me digan que si, que puedo llorar tranquila, que si, que mi vida es bastante complicada, que mi familia es bastante disfuncional, que mi relación amorosa es hermosa pero extremadamente difícil, que mis amigos son muy buenos pero muy pocos, y que si, que nadie dijo que la vida sería fácil y que más que vivirla hay que sobrevivirla...
Si, necesito que de vez en cuando alguien me diga todo eso.
¿Para qué? No tengo ni la más pálida idea, lo único que sé es que de vez en cuando el alma nos pide un poco de mimos y autocompasión, y no creo que sea mala idea concederle el deseo.
Pero más que nada necesitaría, por una vez en algún momento del día, tener la capacidad de reírme de mi misma, tener un poquito de ese humor negro del que todos hablan y tomarme menos en serio las cosas...
No sé, al menos creo que serviría para relajarme un poco ¿No?